CENTRO CULTURAL SAN FRANCISCO SOLANO

27vo. Poema. Poemario.

Tiempos con Ellas”. A. Valderrama

CELIA

Siempre recogía sus lecheras en las faldas de Rodeo,

todas las madrugadas, cantando como las sirenas,

se bañaba al medio día en el río, siempre con jadeo,

como si estuviera agonizando sobre las arenas.

Los vientos de la puna de la hermosa Jupaymarca,

son testigos mudos de esos andares, de esos jadeares

que, en su juventud, comiendo todos los días mulaca

los realizaba Celia, en lugares llenos de quinuales.

Siempre cabalgaba en la jalca una yegua chuzca,

con monturas hechas por talabarteros de altura,

también arreaba novillos negros por la peñuzca,

llegaba a tiempo a su cita, agitada pero segura.

Los aires frescos de Putgapampa azotaban mis mejillas,

ya que, tendido en las pampas de esos parajes bravíos,

esperaba la llegada de Celia, con sus lindas pantorrillas,

para pasar horas de felicidad, así calmaba mis nervios.

Ella chuequita, mal que lo aquejaba de nacimiento,

muy experta en robar caricias por su cara redonda,

yo todavía atrasado en esos avatares, por instinto

le entregaba mi cariño puro a mi preciosa amada.

Ella que ya había desengañado al galán de altura,

título que tenía Floirán, un trotamundos serrano,

yo había hecho mi primera vez, con la hermosura

Mericina, hija de un pastor de origen conchucano.

Paisanito, toma las llaves de mi corazón ardiente

poséeme, no te detengas hasta saciarme”: me dijo;

mujer andina, te haré gozar; te sacaré lo ardiente

le dije; agregué: Todos dicen que soy jinete fijo.

Habla menos cholo, los hechos son los que mandan”

me dijo; se entregó con todo, dentro de los pajonales.

Te demostraré que no soy parlanchín. Esto no olvidan

mis ex, dije y actúe. Así nos poseímos como normales.

1985